miércoles, 21 de diciembre de 2011

Crepes… un gesto de lealtad.

Los crepes o panqueques como comúnmente se los denomina, es uno de los platos más maleables que podemos encontrar en la cocina, ya sea dulce o salada; pero hay un plato que para los cocineros es el príncipe de todos, los crepes Suzette. Su origen se da en Francia y como no podía ser de otra manera fue producto de un accidente.

SIMPLEMENTE, UNA DELICIA. 
La historia más conocida nos remonta hacia el príncipe de Gales, este era habitúe de la costa azul francesa en Montecarlo, siempre rodeado de amigos; un día  en un restorán, el maître Henri Charpentierderramó un licor de mandarina sobre unos crepes los cuales intentaba servir de postre. Este adquirió temperatura y luego se incendió. Algo asustado el cocinero probó el plato y al comprobar que este tenía un agradable sabor lo sirvió. Al futuro Eduardo VII le fascinó y preguntó por su nombre. "Son crepes princesse", contestó Charpentier. Muy noblemente Eduardo le respondió "No, Henri, ¿No se da usted cuenta de que hay una señorita en la mesa?". La señorita se llamaba Suzette, tenía diez aos y era la hija de uno de los comensales que acompañaban al Príncipe de Gales. Al día siguiente, Henri Charpentier recibió como obsequio del príncipe un sombrero de Panamá y un bastón. Al presentarlo como un nuevo postre le dío el nombre de crepes “Suzette”.

En Francia no solo es un postre, es una muestra de lealtad, una tradición y aquí y en todas partes del mundo, unas verdaderas delicias.

Procedimiento:

Masa de la crepe.

500 gr. de harina tamizada. 200 gr. de azúcar. Una pizca de sal fina. 6 huevos. 1,5 litros de leche.